El Sevilla logra su cuarta Europa League ante el Dnipro y se convierte en
el primer club con cuatro títulos en esta competición
Increíble, asombroso, admirable, fascinante, mágico, etc. Son muchos los
adjetivos que le podemos poner al flamante campeón de la Europa League: el
Sevilla. No hay equipo como ellos en esta competición, no hay nadie con más
títulos que el conjunto hispalense, no hay más tetracampeón que el Sevilla. El
mejor equipo de esta competición se coronó ayer, en Varsovia, como “Príncipe de
Europa”. Esta vez, su víctima fue el Dnipro ucraniano. El partido fue de alta
tensión, de goles, de espectáculo, en resumen, digno de una final de las
magnitudes de esta competición. El equipo hispalense, que parecía favorito a
priori, estuvo contra las cuerdas en muchas fases del partido, pero supieron
reaccionar y sobreponerse a todo para alzar una vez más su título favorito.
Gran parte de la culpa de la consecución de este título la tiene un hombre
que es un auténtico genio: Unai Emery. El técnico vasco volvió a llevar, por
segundo año consecutivo, al Sevilla a lo más alto. Su visión del fútbol, su
trabajo táctico y la buena preparación física y mental de sus jugadores fueron,
una vez más, la llave del éxito de este equipo. También hay que darle un gran
mérito a “Monchi”. El director deportivo sevillista volvió a demostrar que los
fichajes baratos y sencillos pueden acabar resultando muy beneficiosos para la
consecución de los objetivos.
La final de ayer pasará a la historia de esta competición por el
espectáculo mostrado por ambos equipos. El Dnipro demostró que no estaba ahí
por casualidad. Hizo sudar y sufrir a
los chicos de Emery. Y lo hizo como un equipo intenso, que compite y que sabe
qué hacer con el balón cuando lo tiene en sus botas.
Pronto se dio cuenta el Sevilla de esto. El equipo ucraniano dejó muy
claras sus intenciones nada más comenzar el partido. Demostró que no solo está
bien posicionado en la parte de atrás, sino que arriba posee jugadores de
inmensa calidad como Matheus, Konoplyanka y Rotan. Todo ello hizo que el equipo
ucraniano se adelantase en el marcador en el minuto seis de encuentro. Tras una
pérdida en el área ucraniana de Kolo, el Dnipro montó la contra, encontró a
Matheus en banda, este la puso y Kalinic no perdonó ante Sergio Rico.
Seis minutos de partido y la final empezaba a ponerse cuesta arriba para el
Sevilla. El gol enmudeció a los aficionados sevillistas y causó un gran furor
entre los ucranianos. A partir de ahí el Sevilla realizó una media hora
sencillamente espectacular. El balón comenzó a circular de lado a lado, se
intentó jugar por fuera, sobre todo por la banda de Reyes y Aleix Vidal.
También intentó jugar por dentro, pero con menos fortuna. Las primeras
ocasiones estuvieron en las botas de Vitolo y Aleix Vidal, pero en ambas, la
defensa ucraniana salvó in extremis
cuando el balón se iba para dentro. También probó fortuna Reyes desde el pico
del área, pero su disparo se marchó rozando el palo. El Dnipro empezaba a
sufrir, y el gol sevillista era cuestión de tiempo.
Este gol llegó tras un saque de esquina. Banega sacó en corto para Reyes,
este le hizo la pared para que el argentino centrara al punto de penalti. Tras
varios rechazes dentro del área el balón le cayó al polaco Krychowiak, que no
perdonó y batió por raso a Boyko. El jugador sevillista, que jugaba en casa,
dio un respiro al conjunto hispalense.
El Sevilla siguió apretando, y cuatro minutos después llegó el segundo.
Reyes se inventó un gran pase en profundidad, para que Bacca, solo delante de
Boyko, lo regatease a placer y estableciese el segundo. El fútbol hizo justicia
con el conjunto de Emery, ya que le estaba dando un señor repaso al conjunto
ucraniano.
La grada sevillista se vino abajo y el equipo, desafortunadamente, también.
Se relajó más de la cuenta. El fútbol mostrado en los anteriores minutos
desapareció y el Dnipro se echó un paso arriba obligando al Sevilla a meterse
en campo propio. Empezaron a llegar las ocasiones del conjunto ucraniano.
Sergio Rico tuvo que emplearse a fondo para salvar a su equipo al borde del
descanso. Pero no todo acabaría ahí. En el minuto cuarenta y tres, en un nuevo
error de la zaga sevillista, se concedió una falta en la frontal del área.
Rotan no falló y estableció el empate a dos. Sergio Rico, al igual que estuvo soberbio
en su anterior intervención, en esta pudo hacer algo más. El partido llegaba así
al tiempo de descanso, con un empate a dos que no dejó buen sabor de boca a los
sevillistas, pero sí a los ucranianos.
Después de lo visto en los primeros cuarenta y cinco minutos, quedaba clara
una cosa: el Sevilla necesitaba el balón, ya que con él hacía peligro y sin él
sufría demasiado.
La segunda mitad determinaría quién sería el vencedor. Los dos equipos
quisieron hacerse con el control del balón, pero fue difícil para ambos enlazar
jugadas claras para crear peligro. Los ucranianos fueron poco a poco haciéndose
con el balón. El Sevilla, en este tiempo de dominio ucraniano, no tuvo
prácticamente ocasiones, ya que se centró exclusivamente en defender el empate.
Al ver la profundidad que encontraba
siempre el equipo ucraniano por banda izquierda, Emery decidió meter el el
partido a Coke y subir a Aleix Vidal a la banda. El resultado fue muy acertado,
ya que el Dnipro no volvió a encontrar esos espacios que le hacían crear
peligro.
El cambio dio estabilidad al equipo. Banega empezó a aparecer por dentro de
nuevo, y el Sevilla volvió a recuperar el balón. El argentino le volvió a dar
al Sevilla el fútbol que tanto necesitaba. De esta forma se volvió a jugar, se
volvió a crear peligro y, sobre todo, volvieron a llegar las ocasiones.
El Dnipro se vio obligado a dar un paso atrás y darle la pelota al Sevilla.
En el minuto setenta y dos, Vitolo recogió un balón suelto en la frontal, vio
el desmarque de Bacca y el colombiano no falló. El dos a tres subía al marcador
y la alegría sevillista se apoderaba de todo el estadio. Quedaban veinte
minutos, pero el equipo de Emery esta vez no bajó el pie del acelerador y
siguió jugando y crando ocasiones. Buscó el cuarto gol que cerrase
definitivamente el partido, aunque este nunca llegaría. El Dnipro apuró sus
opciones hasta el final, realizando ataques con más corazón que fútbol.
El Sevilla supo
aguantar esos minutos y, al contrario que en la primera mitad, defendió con el
balón entre sus pies. A pocos minutos de finalizar el partido, Matheus dio el
gran susto de la noche. Tras un golpe en la cabeza, minutos después cayó
desplomado y el estadio enmudeció. Finalmente todo quedó en un susto. En el
descuento le quedó otra al Sevilla. Aleix Vidal tuvo, en una contra, la opción
de hacer el cuarto, pero su disparo se marchó alto.
Cuando martin Atkinson
pitó el final, la euforia sevillista se apoderó del terreno de juego. Fiorentina,
Zenit, Villarreal y Borussia Mönchengladbach, Feyenoord, Standard de Liège y
Rijeka se habían quedado en el camino para llegar a Varsovia. Una vez allí, el
Dnipro fue su última piedra para conquistar su cuarta Europa League, para
entrar en la historia de esta competición.
El Sevilla es merecido
campeón, lo ha merecido más que nadie porque ha sabido sobreponerse a todo en
todas las eliminatorias. Como premio está la Champions. Los chicos de Emery
jugarán, la próxima temporada, la máxima competición europea a nivel de clubes.
Una competición en la que esperan hacer un buen papel.
Con esta victoria
sevillista, la Liga española vuelve a demostrar que es la mejor del mundo. Por
primera vez en la historia, cinco clubes de un mismo país disputarán la
Champions (el valencia deberá superar, eso sí, la fase previa).
¡ENHORABUENA
CAMPEONES, ENHORABUENA SEVILLA!
Alineaciones:
Dnipro: Boyko, Douglas, Fedetskiy, Kankava,
Matos, Cheveruacko, Fedorchuk, Rotan, Kalini, Konoplyanka, Matheus.
Entrenador: Myron Markevich.
Sevilla: Sergio Rico, Aleix Vidal, Carriço,
Kolo, Tremounilas, M’Bia, Krychowiak, Reyes, Banega, Vitolo, Bacca.
Entrenador: Unay Emery.
Cambios: Coke (Reyes min.57); Bezus (Fedorchuk
min.67); Seleznyov (Kalinic min.77); Gameiro (Bacca min.81); Shakov (Kankava
min.85).
Goles: 1-0 min.6 Kalinic; 1-1 min.27 Krychowiak; 1-2 min.31
Bacca; 2-2 min.43 Rotan; 2-3 min.72 Bacca.
Árbitro: Martin Atkinson, colegiado inglés.
Mostró amarillas a Kankava (min.17), Kalinic (min.46), Bezus (min.69), Rotan
(min.74), Matos (min.82) en el Dnipro. Por parte del conjuntó sevillista
amonestó a Krychowiak (min.45), Carriço (min.61).
Incidencias: Partido correspondiente a la final de
la UEFA Europa League disputado en el Estadio Narodowy de Varsovia ante 58.000
espectadores. Tras el encuentro, se siguió en Protocolo tradicional y el
Presidente de la UEFA, Michel Platini, le entrego al capitán sevillista,
Fernando navarro, el título de la Europa League.
@javimorcin
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